Una adolescente de 16 años de edad fue violada y asesinada la semana pasada en Nuevo Laredo, ciudad aledaña a Texas, Estados Unidos, con características similares a los crímenes contra mujeres en la también fronteriza Ciudad Juárez, Chihuahua.

El cuerpo de Olga Lidia Osorio López fue encontrado el miércoles 8 de enero en la calle Aldama, casi esquina con Venezuela, asesinada por ahorcamiento después de haber sido violada y golpeada, de acuerdo con el dictamen médico. Hasta hoy, la Policía Ministerial no reporta mayor información.

En Ciudad Juárez, Chihuahua, cerca de 300 mujeres han sido violadas y asesinadas de 1993 a la fecha, casi todas obreras jóvenes. Según organismos civiles especializados, al menos 89 de esos casos tienen características comunes, entre ellas la violación y el ahorcamiento, que los identifican como crímenes seriales.

Durante el año pasado, en esta ciudad capital del norteño estado de Tamaulipas fueron asesinadas dos mujeres cuyos cuerpos fueron incinerados y posteriormente encontrados semidesnudos en terrenos baldíos.

En Matamoros, también ciudad tamaulipeca, en noviembre fue violada y asesinada una joven por varios hombres que no han sido detenidos por la Procuraduría General de Justicia del estado.

En el primer asesinato de este año, de acuerdo con el informe de la autopsia, Osorio López fue violada y ahorcada; su cuerpo presentaba golpes y excoriaciones. Vecinos de las calles Aldama y Venezuela reportaron a las 7:50 de la mañana del miércoles que había una mujer tirada en la banqueta.

El martes 7 de enero, la adolescente salió de su trabajo a las siete de la tarde para realizar una tarea de computación en un café internet del centro de la ciudad. Posteriormente no llegó a la escuela, ni a su casa.

Sus padres, Pedro Osorio Mena y Alejandra López Medina, reportaron la desaparición el miércoles por la mañana. Al llegar a la comandancia de la Policía Ministerial se les informó que unas horas antes habían encontrado a una joven asesinada. Ella era su hija.

Olga Lidia trabajaba en una papelería llamada Trini, ubicada en Coahuila y Díaz Ordaz, y de ocho a nueve de la noche acudía a una escuela de computación.